Cobran especial relevancia en los oficios del Jueves Santo, el lavatorio de pies. En este acto participan los jóvenes del pueblo ataviados con distintas indumentarias de soldados o de apóstoles que acompañan a Jesucristo en sus últimos momentos.
El viernes Santo, tras la procesión matinal y los oficios vespertinos con la lectura de la Pasión entre varios voluntarios, la procesión nocturna en la que se acompaña a la Virgen vestida de riguroso luto, y a un Jesucristo que porta una gran Cruz al ritmo unísono de «Las hachas»,(cantar antiguo). Después, se realiza el descendimiento y la hora Santa.
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