Iglesias
Berantevilla
Es la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción el conjunto más sobresaliente de la villa, desde el punto de vista histórico-artístico, hasta el punto de ser éste un aspecto desequilibrante en la inclusión de la Villa en el Inventario General de Patrimonio Cultural Vasco en categoria de Conjunto Monumental.
Se encuentra en el centro de la villa alineada con la carretera, vía central de la misma, en dirección este-oeste. Desde el exterior se aprecian las dimensiones de la nave, cubierta a dos alturas distintas, más alta en la zona de la cabecera del templo, donde podemos apreciar cuatro muros, dos a cada lado de la nave, interrumpidos en la línea de sillares y que corresponden a la ampliación barroca del ábside y capillas laterales. La nave, más estrecha y de menor altura se fusiona con esta zona y sirve de nexo entre aquella y la torre.
Los restos medievales, hoy los más antiguos de esta iglesia, se encuentran en la nave de la iglesia. En ella podemos apreciar dos vanos de medio punto, moldurados y con decoraciones góticas a media altura, que corresponden a sendas capillas gemelas. La del lado sur, constituyó la portada de la iglesia durante un largo periodo de tiempo y hasta mediados del siglo pasado.
Otro resto medieval importante que sitúa en el siglo XV la construcción de esta parte de la iglesia, a saber, la nave, se encuentra en el coro y es el arco de ingreso desde la escalera de caracol que da acceso al mismo desde los pies de la iglesia. Se trata de un arco conopial, realizado en sillería . Toda la nave se cubre por dos bóvedas de terceletes con claves pétreas con rosetas incisas.
Al acercarnos a la cabecera, dos capillas laterales y la anchura mayor de la nave en este último tramo, también más alto, simulan un falso crucero. Se trata de una importante ampliación barroca, seguramente del siglo XVII avanzado. Esta ampliación, como ya hemos indicado se interrumpió por motivos que aún hoy se desconocen, como así se aprecia desde el exterior, en los sillares interrumpidos de los muros de la nueva nave, sustancialmente más ancha que la primitiva.
El último elemento arquitectónico que configuró la iglesia como hoy la vemos, fue la torre campanario que se levantó siguiendo trazas de Justo Antonio de Olaguibel a partir de 1800, año en que se fecha el contrato, realizando las obras los maestro de cantería y albañilería Miguel de Marculeta y Baltasar de Ariznavarreta, naturales de Oñate y Orduña respectivamente
Esta esbelta construcción en piedra de sillería se levanta como consecuencia del deterioro sufrido por el muro oeste del edificio donde estaba instalada una antigua espadaña con arcos para las campanas. Sobre planta cuadrada con tres arcos de medio punto muy altos que rasgan la parte baja de la torre y conforman el pórtico, se alza el fuste, liso hasta la cornisa que lo separa del cuerpo de campanas, sin más interrupción que una ventana recercada en el lado sur y un reloj y otra ventana también enmarcada, en el lado occidental. El cuerpo de campanas se sitúa entre dos potentes cornisas de piedra. Se organiza con pilastras angulares y lienzos de muro resaltados, en los que destacan cuatro arcos de medio punto con su antepecho de óvalos también de piedra. El remate se asienta sobre tambor poligonal y sobre él la cúpula con gajos resaltados y linterna con otros cuatro arcos también de medio punto y finalmente coronado por bola de metal. La austeridad de líneas de esta torre solamente se encuentra interrumpida por los cuatro jarrones que decoran los ángulos superiores del cuerpo de campanas, elemento decorativo propiamente neoclásico, como lo es también esta magnífica construcción.
El retablo mayor, de grandes dimensiones, responde a la tipología de retablo fachada y fue realizado a principios del siglo XVIII, constituyendo un buen ejemplo barroco.